La medusa Aequorea victoria. Sierra Blakely [Attribution], via Wikimedia Commons |
Existen muchos animales que utilizan bioluminiscencia para atraer a la pareja, para espantar a un depredador, indicar que son venenosos o simplemente la evolución les ha dotado de ello. Un ejemplo es el de la medusa Aequorea victoria que debe su fluorescencia a la proteína verde fluorescente (PVF). Hace unos pocos años, concretamente en el 2008, se desarrolló esta proteína, lo que supuso el Nobel de Química para los científicos Osamu Shimomura, Martin Chalfie y Roger Y. Tsien. Se descubrió que la transferencia del gen que producía la PVF hacía que se activase la expresión de otra proteína que conservaba la fluorescencia. A partir de ahí se usó como marcador luminiscente de tumores, crecimiento de bacterias patógenas y del desarrollo de circuitos neuronales, a la detección de contaminación por metales pesados, etc.